#Opinión El agua: ¿bien común o mercancía?

Por Vanessa Sandoval Ayala

La reproducción del modelo neoliberal imita ciclos de poder que implican que se lucren unos pocos a costa de la vida de la naturaleza y los Derechos Humanos. Esta noción se contrapone a la comprensión del agua vista como un elemento sustancial del desarrollo, puesto que el modelo neoliberal la ubica como bien económico, impidiendo la posibilidad de asumir al agua como Derecho Humano y como vida.

El agua como Derecho se manifiesta en la existencia de aproximadamente 15000 acueductos comunitarios en Colombia, sin que la norma lo diga. Los acueductos comunitarios tienen sus raíces en las comunidades indígenas, por ello, en algunos territorios como la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá, encontramos construcciones prehispánicas de estos acueductos. No todos funcionan igual, tienen características propias de acuerdo con los usos y costumbres que surgen en los territorios.

No es un acueducto comunitario aquel que busca un ánimo de lucro. Los acueductos comunitarios han de ser económicamente justos, democráticos y la toma de decisiones se hará de manera colectiva, toda vez que las empresas “publicas” de agua, las han privatizado que se tiene que pagar un alto costo mensual por brindar este servicio o mas bien un mal servicios porque estas aguas vienen sumamente contaminadas y de color oscuro, que afecta la salud de los que la consumen en sus viviendas que muchos no tienen purificadores de agua, más que todo las familias más vulnerables de la población.

Las industrias, los monopolios y las multinacionales son las que se están enriqueciendo a costa de la vida, coexisten concentraciones de poder, sin embargo, no hemos hecho conciencia sobre el poder que tienen las ciudadanías para regular los mercados a través del consumo. A las industrias no les interesa su valor socioambiental, interesa más su valor económico y político, como el oro, la plata, el petróleo, el algodón u otra materia prima. No importa que sea el principal y vital recurso de la vida y del planeta. Imagino, especulo que mas pronto que tarde el aire tendrá el mismo destino.

En Villavicencio, por ejemplo, se vienen gestando resistencias, una de ellas, la existencia de cerca de 98 acueductos comunitarios, una solución a la creciente escasez de agua y su consecuencia, el alza de las tarifas.

No solo este el inconveniente el alza de las tarifas, sino que estamos comprando agua embotellada o agua envasada para nuestro consumo, que estas botellas plásticas son extremadamente dañinas para el medio ambiente, además el agua embotellada podría contener plásticos y químicos que causan graves enfermedades, como trastornos en el sistema nervioso y obesidad.

De acuerdo con lo anterior, el mundo entero se está repensando el tema, un ejemplo de ello es la práctica de la recolección de agua lluvia y el surgimiento de estrategias como la siembra del agua que se materializan en acciones concretas como no talar árboles, promover su siembra y disminuir la construcción de superficies pavimentadas. Bajo la premisa del agua como Derecho.