Desinformación y politiquería hacen tanto o más daño que el agua en La Mojana

En época preelectoral es normal que quienes tienen aspiraciones o intereses políticos busquen figuración y protagonismo, sin embargo, lo ideal es que se antepongan los intereses colectivos a los particulares y no se acuda al “ todo vale “ para lograr el objetivo.

La emergencia que se vive actualmente en la sub región de La Mojana tiene dos características inéditas.

Una es la descomunal intensidad de las inundaciones que ha hecho insuficientes todas las medidas de prevención y contención y ha desbordado la capacidad de reacción de las instituciones que a pesar de realizar un esfuerzo sin precedentes para atender a los damnificados, se han visto superados por el tamaño de la tragedia.

La otra es la inmediatez y velocidad de difusión de la información a través de las redes sociales que han dado una gran visibilidad que ha permitido sensibilizar a todo el país de la dimensión y gravedad de la emergencia, pero que también vienen siendo utilizadas por inescrupulosos que difunden información falsa, aumentando el desespero y angustia de los damnificados, lo que sumado a las incertidumbres propias del cambio de gobierno, generan en la población la equívoca sensación de no estar siendo atendida adecuadamente. 

Lo cierto es que gracias a la gestión del gobernador Héctor Olimpo Espinosa, existe un plan de acción contenido en el CONPES 4084 que asigna una partida de 1.8 billones para una solución definitiva a las inundaciones en La Mojana y en su visita a la región, el presidente Gustavo Petro expresó su voluntad de ejecutar esas obras, con la novedad de que propuso cobrar un impuesto de valoración a los propietarios de grandes extensiones de tierra que podría ser pagado con dinero o proporcionalmente con terrenos para reubicar a quienes habitan en zonas inundables. 

Ya sea por intereses personales, políticos, económicos o simple mala fe, la desinformación hace tanto o más daño que el agua en La Mojana.